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The leader, history and infamy
The propagandists of capitalism persist in the practice of discrediting leaders to prevent them from influencing the fate of society
Author: | internet@granma.cu
March 3, 2016.
A CubaNews translation.
Edited by Walter Lippmann.
Ruthless media attacks against leaders like Evo Morales, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Rafael Correa, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Cristina Fernández and Néstor Kirchner, just to mention the more recent, are not unique and have been made since time immemorial.
A very emblematic case was the known Leipzig Process in 1933 against the Bulgarian labor leader Georgi Dimitrov, accused by German Fascists of the Reichstag fire. It was a farce orchestrated by Hitler’s Nazis in order to strike a mortal blow against the Communists and to justify everything we already know.
This subject –which is part of the philosophical debate of the role of the individual in history, developed by Russian George Plekhanov in 1898– comes to light considering the attacks of the retrograde right against leaders like Fidel Castro and Hugo Chávez aimed at burying their political thinking and now taking as subjects current leaders like Nicolás Maduro, Evo, Lula, Correa or Cristina.
Traditionally, ultraconservative analysts have distorted the fundamental role of the individual without which social processes run the risk of not reaching their destination due to lack of leadership, dispersion or anarchy.
The promoters of capitalism persist in the practice of discrediting leaders to prevent them from influencing the fate of society. They go to extremes such as the physical elimination by any means, if they fail in their smear campaigns of disqualification.
Plekhanov said that a great man is not great because his individual peculiarities imprint a personal outlook on great historical events, but rather because he is equipped with special features that make him the most capable individual for serving the great social needs of his period.
In that statement lies a response to what we are currently seen in Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brazil and even in Argentina where, with Nestor Kirchner deceased and Cristina no longer in the presidency, Mauricio Macri’s and his henchmen’s attacks against them are equally or more intense than when they were in power.
The assassination of Ché (Ernesto Guevara) by order of the establishment, and the hundreds of attempts against the life of Fidel Castro, are contemporary extremes in our Latin America of that infamous policy. There are other examples: Jorge Eliecer Gaitán Francisco Caamaño, Maurice Bishop, Augusto César Sandino, Jacobo Árbenz and many others, whose existence the imperial system could not tolerate.
The media campaign against Maduro is so huge and infamous as that executed against Chávez or what they are doing now against Evo.
The thing is that Bolivia and Venezuela are battlefields of a war of positions not unrelated to what happens in the Middle East, because there is a global class struggle that must lead to a new global correlation of forces; this is no secret.
The Bolivian Minister of the Presidency, Juan Ramón Quintana, was clear in denouncing the US for applying a covert political operation of great dimension aimed at weakening the people’s trust in Evo’s government. US interests in a change in the correlation of forces is very strong because of their wish to control Bolivia’s vast natural resources.
More accurate still: Quintana said that in this context of global power struggle, Bolivia is important because of the role of President Evo Morales and his international leadership at a time when a new global order is being shaped; and that explains the dirty war to try to discredit him.
In Venezuela, in these early days of March, people will begin paying tribute to President Chávez, on the third anniversary of his death on March 5th. This will be an occasion for heads of state and government and social activists to gather in Caracas and reflect on these facts.
Frei Betto said recently in one of his articles that “in capitalism any axiological system (values and judgment) constitutes a nuisance.” Logically, popular leaders are the chief bother for conservatives. (PL)
El líder, la historia y la infamia
Los propagandistas del capitalismo persisten en la práctica de la desacreditación del líder para impedir que este pueda influir en los destinos de la sociedad
Author: | internet@granma.cu
3 de marzo de 2016 21:03:20
Despiadados ataques mediáticos a líderes como Evo Morales, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Rafael Correa, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Néstor Kirchner o Cristina Fernández, por citar los más cercanos, no son únicos, y se realizan desde tiempos inmemoriales.
Un caso muy emblemático fue el conocido Proceso de Leipzig en 1933 contra el líder obrero búlgaro Jorge Dimitrov, acusado por los fascistas alemanes del incendio del Reichstag, farsa hitleriana montada por los nazis con el propósito de asestar a los comunistas un golpe mortal y justificar todo lo que ya conocemos.
Este tema, que se inscribe dentro del debate filosófico del papel del individuo en la historia, desarrollado por el ruso George Pléjanov en 1898, surge a la luz ante los ataques de la derecha retrógrada a líderes como Fidel Castro y Hugo Chávez con el fin de sepultar su pensamiento político, pero tomando de sujeto a dirigentes actuales como Nicolás Maduro, Evo, Lula, Correa o Cristina.
Tradicionalmente los ultraconservadores han tergiversado ese papel fundamental del individuo sin el cual los procesos sociales correrían el riesgo de no llegar a su destino por acefalia, o dispersión y anarquía en su conducción.
Los propagandistas del capitalismo persisten en la práctica de la desacreditación del líder para impedir que este pueda influir en los destinos de la sociedad, y llegan al extremo de la eliminación física por cualquier vía, si fracasan sus campañas de desprestigio y descalificación.
Pléjanov decía que un gran hombre lo es no porque sus particularidades individuales impriman una fisonomía individual a los grandes acontecimientos históricos, sino porque está dotado de particularidades que le convierten en el individuo más capaz de servir a las grandes necesidades sociales de su época.
En esa observación radica una respuesta de lo que vemos en estos momentos en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil e incluso Argentina donde, aun con Néstor Kirchner fallecido y Cristina expresidenta, los ataques de Mauricio Macri y sus acólitos son tanto o más intensos que cuando estaban en el poder.
El asesinato del Che (Ernesto Guevara) por orden del establishment, y los cientos de atentados contra Fidel Castro, son extremos contemporáneos en nuestra América de esa infame política, sin ir más atrás desde Jorge Eliécer Gaitán a Francisco Caamaño y Maurice Bishop pasando por Augusto César Sandino, Jacobo Árbenz y otros muchos, cuya existencia el sistema imperial no podía soportar.
La campaña mediática contra Maduro es tan descomunal e infame como la que ejecutaron contra Chávez o lo que hacen ahora con Evo.
Es que Bolivia y Venezuela son campos de batalla de una guerra de posiciones en nada desvinculada de lo que ocurre en el Oriente Medio porque se trata de una lucha de clases global que debe desembocar en una nueva correlación mundial de fuerzas, lo cual no es un secreto para nadie. El ministro boliviano de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, fue claro al denunciar que Estados Unidos aplica una operación política encubierta de grandes dimensiones para intentar debilitar la confianza del pueblo en su gobierno, pues en un cambio en la correlación de fuerzas es muy marcado el interés estadounidense por dominar los grandes recursos naturales de Bolivia.
Más preciso todavía, Quintana dijo que en este contexto de disputa global por el poder, Bolivia es importante por el papel del presidente Evo Morales y su liderazgo internacional en momentos que se configura un nuevo orden global, y eso explica la guerra sucia para intentar desprestigiarlo.
En estos primeros días de marzo comienzan en Venezuela los homenajes al presidente Chávez, cuyo tercer año de fallecido se cumple mañana día 5, buen momento para que los jefes de Estado y Gobierno y activistas sociales que se darán cita en Caracas, reflexionen sobre estos hechos.
Frei Betto decía recientemente en un artículo que en “el capitalismo cualquier sistema axiológico (valores y juicio) constituye un estorbo”. Por lógica, los líderes populares son la principal molestia de los conservadores. (PL)
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