HARPER’S BAZAAR
“Los adultos se están comportando como niños.”
Emma González, estudiante de Parkland, se sincera sobre su lucha por el control de armas
By Emma González
26 de febrero 2018
Una traducción de CubaNews. Editado por Walter Lippmann.
Mi nombre es Emma González. Tengo 18 años, soy cubana y bisexual. Me siento tan indecisa que no logro decidir cuál es mi color favorito, y soy alérgica a 12 cosas. Sé dibujar, pintar, hacer croché, coser, bordar—cualquier cosa productiva que pueda hacer con mis manos mientras veo Netflix.
Pero ya nada de esto importa.
Lo que importa es que la mayoría de los estadounidenses se han vuelto autocomplacientes frente a toda la injusticia sin sentido que ocurre a su alrededor. Lo que importa es que la mayoría de los políticos estadounidenses se han dejado dominar más por el dinero que por las personas que votaron por ellos. Lo que importa es que mis amigos están muertos, al igual que cientos y cientos que también han muerto en todo Estados Unidos.
Mi nombre es Emma González. Tengo 18 años, soy cubana y bisexual. Me siento tan indecisa que no logro decidir cuál es mi color favorito, y soy alérgica a 12 cosas. Sé dibujar, pintar, hacer croché, coser, bordar—cualquier cosa productiva que pueda hacer con mis manos mientras veo Netflix.
Pero ya nada de esto importa.
Lo que importa es que la mayoría de los estadounidenses se han vuelto autocomplacientes frente a toda la injusticia sin sentido que ocurre a su alrededor. Lo que importa es que la mayoría de los políticos estadounidenses se han dejado dominar más por el dinero que por las personas que votaron por ellos. Lo que importa es que mis amigos están muertos, al igual que cientos y cientos que también han muerto en todo Estados Unidos.
En resumidas cuentas, no queremos que a las personas les quiten sus armas. Sólo queremos que las personas sean más responsables. Queremos que los civiles tengan que hacer muchos más trámites para obtener lo que quieren, porque si esos trámites pueden impedirle tener un arma a quienes no deberían tenerla, entonces nuestro gobierno habrá hecho algo bien. Todo cuanto queremos es regresar a la escuela. Pero queremos saber que cuando entremos allí no tendremos que preocuparnos por la posibilidad de vernos frente al cañón de un arma. Queremos arreglar este problema para que no vuelva a ocurrir, pero sobre todo queremos que la gente se olvide de nosotros cuando todo esto acabe. Queremos regresar a nuestras vidas y vivirlas al máximo por respeto a los muertos.
Los maestros no necesitan tener armas para proteger a sus alumnos, lo que necesitan es una sólida educación para enseñar a sus alumnos. Eso es lo único que debería aparecer en la descripción de su trabajo. La gente dice que los detectores de metales ayudarían. Que le digan eso a los niños que ya tienen detectores de metales en su escuela y siguen siendo víctimas de la violencia armada. Si quieren ayudar, armen las escuelas con material escolar, libros, terapeutas, cosas que realmente necesitan y pueden utilizar.
Una cosa más. Queremos más atención psicológica para quienes la necesitan—incluyendo a los hombres furiosos y frustrados que casi siempre cometen estos crímenes. Las enfermedades mentales y la violencia armada no guardan relación directa, pero cuando marchan juntas, hay estadounidenses—a menudo niños—que pierden la vida. No necesitamos las excusas de la ANR, necesitamos que la ANR finalmente se ponga de pie y utilice su poder para darle al pueblo de Estados Unidos algo que merezcan. (Y por favor, fíjense que cuando los miembros del movimiento Marcha por Nuestras Vidas hablan de la ANR, nos referimos a la organización como tal, no a sus miembros. Muchos de esos miembros comprenden y apoyan nuestra lucha por una posesión de armas responsable, a pesar de que la organización impide que se aprueben leyes sobre armas que tengan sentido en nombre de la protección de la segunda enmienda—en vez de proteger al pueblo de Estados Unidos.)
Así que marche con nosotros el 24 de marzo. Regístrese para votar. Acuda de verdad a las urnas. Porque necesitamos, de una vez y por todas, despojar a la ANR de sus argumentos.
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