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A Tale of Deaf and Unmentionable Spies
By Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/
Exclusive for the daily POR ESTO! of Merida, Mexico
Translated and edited by Walter Lippmann for CubaNews.
It appears that a new maneuver against Cuba by terrorist sectors in the US government’s foreign policy establishment has been exposed and neutralized when the Associated Press (AP) published information dated September 15, 2017 about damages caused by Hurricane Irma and the penetration of the sea that affected the building that houses the US Embassy in Havana.
According to the AP, a National Security Subcommittee (NSSC) official, who asked not to be identified, revealed to his correspondents that the NSSC was filing a lawsuit against the American Technology Corporation (ATC), maker of the LRAD equipment -RX that the NSSC uses to communicate with its agents in Cuba.
The suit was based on the auditory harm that these equipment would have caused to workers of the NSSC, its officials and relatives. According to the plaintiff, the equipment in question was purchased less than a year earlier and the ATC experts who trained those who would be responsible for using them at any time warned them against hearing problems.
Anonymous sources had then told the AP that the hearing loss may have been related to sound devices that emit inaudible waves capable of causing deafness.
According to the source, the suit presented by the NSSC included economic compensation for damages caused to workers of the teams and their relatives, as well as for operational damages suffered by the NSSC.
Immediately the NSSC knew of the auditory problems caused to the operators, it ordered discontinuance of use of the LRAD-RX but this implied an immediate change in the means of communication with its agents, which entailed higher expenses that surpassed what which is budgeted.
However, in May 2017, the State Department ordered the expulsion of two Cuban diplomats in response to “incidents” at the US embassy in Cuba without specifying what or whom they considered guilty.
The penetration of the sea in the embassy due to a hurricane. It complicated the investigation into the technological aspects of the case. This was because part of the equipment was under the sea. Although the trip to Cuba by a number of technicians and specialists was supposed to verify the condition of the equipment, this aspect of the research did not make sense. Public and staff access to the Embassy was restricted in order to disassemble the equipment and send it to the United States for eventual repairs by the manufacturers without the knowledge of the result.
It is alleged that, although the ATC is a commercially-registered US firm, it is an entity created by the security forces of the state of Israel and, as has been reported, LRAD is a weapon that emits a sound that temporarily deafens the adversary. From what we’ve seen so far, it is clear that the maneuver was intended to involve Cuba in an act of terrorism, a scourge in which the island has never dirtied its flag, although it has been a constant a victim of it.
However, when suspicions seemed to focus on supplier-related technological problems, US Sen. Marco Rubio made scandalous statements “calling for blood against Cuba”. This showed Florida’s Republican politician as likely axis of terrorist manipulation.
Shortly afterwards, Washington withdrew 60% of the staff from its embassy in Havana, and then expelled 15 diplomats from the Cuban embassy in the United States. The US argued that “there are no adequate Cuban measures to protect our diplomats from sonic attacks”. This is despite the fact that, from the outset, Cuba said that it would do everything possible to investigate the facts and invited the FBI to join the investigation in Cuba.
This investigation by Cuban authorities involved some 2000 people, including law enforcement officials and the best scientists in the country. They interviewed 300 neighbors and carried out dozens of medical examinations to see if anyone outside the diplomatic cadre had been affected.
They examined the rooms of two hotels where several employees of the United States Embassy lived, interviewed 300 neighbors in a neighborhood where many lived in houses. They analyzed air and soil samples, verified whether insects could be the culprits and considered a range of toxic chemicals and even electromagnetic waves.
However, the United States has refused to allow Cuban doctors access to the medical records of those affected or to let Cubans talk to US doctors. Neither were Cuban experts allowed to visit the homes of the US diplomats involved to conduct expert tests.
October 28, 2017
Un cuento de espías sordos e innombrables
By Manuel E. Yepe
http://manuelyepe.wordpress.com/
Parecía que una nueva maniobra contra Cuba de los sectores terroristas en la política exterior del gobierno estadounidense había sido expuesta y neutralizada cuando la agencia Associated Press (AP) publicó una información fechada el 15 de septiembre de 2017 acerca de los daños ocasionados por el ciclón Irma y la penetración del mar que afectó el edificio que alberga a la Embajada de Estados Unidos en La Habana.
Según la AP, un funcionario del Subcomité Nacional de Seguridad (NSSC, por sus siglas en inglés) que pidió no ser identificado, reveló a sus corresponsales que el NSSC preparaba una demanda contra la American Technology Corporation (ATC), fabricante de los equipos LRAD-RX que utiliza el NSSC para comunicarse con sus agentes en Cuba.
La demanda se fundamentaba en la afectación auditiva que dichos equipos habrían causado a operarios del NSSC, sus funcionarios y familiares. Según el demandante, los equipos en cuestión fueron adquiridos menos de un año antes y los expertos de la ATC que entrenaron a quienes se encargarían de utilizaros en ningún momento les advirtieron contra problemas auditivos.
Fuentes anónimas habían dicho entonces a la agencia AP que la pérdida auditiva pudo estar relacionada con dispositivos de sonido que emiten ondas inaudibles capaces de causar sordera.
Según la fuente, la demanda que presentaría el NSSC incluía compensación económica por los daños ocasionados a operarios de los equipos y los familiares de éstos afectados, así como por los perjuicios operativos sufridos por el NSSC.
Inmediatamente que el NSSC conoció de los problemas auditivos ocasionados a los operadores, ordenó descontinuar la utilización del LRAD-RX pero esto implicó un cambio inmediato en los medios de comunicación con sus agentes, lo cual conllevó mayores gastos que sobrepasaban lo presupuestado.
Sin embargo, en mayo de 2017, que el Departamento de Estado dispuso la expulsión de dos diplomáticos cubanos en respuesta a “incidentes” ocurridos en su embajada en Cuba sin precisar a qué o quién consideraba culpable.
La penetración del mar en la Embajada a causa de un huracán complicó la investigación acerca de los aspectos tecnológicos del caso porque una parte del equipamiento quedó bajo las aguas del mar y aunque se había planificado el viaje a Cuba de un número de técnicos y especialistas para verificar las condiciones de los equipos, ya este aspecto de la pesquisa no tenía sentido. Sólo se limitó el acceso de público y del personal a la Embajada a fin de desmontar los equipos y enviarlos a Estados Unidos para su eventual revisión por los fabricantes sin que se sepa del resultado.
Se afirma que, aunque la ATC es una firma estadounidense por su registro comercial, se trata de una entidad creada por las fuerzas de seguridad del Estado de Israel y, según se ha publicado, la LRAD es un arma que emite un sonido que deja temporalmente sordo al adversario. Por los elementos evidenciados hasta el momento es claro que la maniobra tenía el propósito de involucrar a Cuba en un acto de terrorismo, flagelo en el que la Isla jamás ha ensuciado su bandera aunque ha sido constantemente víctima de éste.
Sin embargo, cuando las sospechas parecían concentrarse en problemas tecnológicos imputables al suministrador, escandalosas declaraciones del senador estadounidense Marco Rubio “pidiendo sangre contra Cuba” evidenciaron al político republicano de Florida como probable eje de la manipulación terrorista.
Poco después Washington retiró el 60 % de los trabajadores de su Embajada en La Habana y luego expulsó 15 diplomáticos de la misión cubana en Estados Unidos arguyendo la “inexistencia de medidas cubanas adecuadas para proteger a nuestros diplomáticos de los ataques sónicos” pasando por alto el hecho de que, desde el primer momento, Cuba dijo que haría todo lo posible por indagar los hechos y había invitado al FBI a compartir las pesquisas en Cuba.
Unas 2.000 personas involucraron las autoridades cubanas en esta investigación, incluyendo agentes de orden público y los mejores científicos del país. Entrevistaron a 300 vecinos y llevaron a cabo decenas de exámenes médicos para ver si alguien fuera del cuadro diplomático había sido afectado.
Examinaron las habitaciones de dos hoteles donde vivían varios empleados de la Embajada de Estados Unidos, entrevistaron a 300 vecinos en un barrio donde muchos vivían casas. Analizaron muestras de aire y el suelo, verificaron sí podrían ser insectos los culpables y consideraron una gama de productos químicos tóxicos e incluso de ondas electromagnéticas.
Sin embargo, Estados Unidos se ha negado a permitir a los médicos cubanos acceso a las historias clínicas de los afectados o a dejar que los cubanos hablen con los médicos de Estados Unidos. Tampoco se permitió a los peritos cubanos visitar los hogares de los diplomáticos estadounidenses implicados para llevar a cabo pruebas periciales.
Octubre 28 de 2017
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