“Trabajo aquí desde el 2004. Siempre me sentí como una mujer, pero
ese romper el esquema, fue hace un año —rememoró la empleada trans—
Me hice los senos, y cuando me incorporé… Ya aquí sabían que me los
iba a hacer: ¡Ahora dime tú, cómo te vamos a dar uniforme de hembra
si tu contrato es como varón! Esa fue la única traba que hubo aquí
para que yo comenzara a trabajar…”
¿Y cómo pudieron solucionarlo?
“Lo resolvieron con la gerencia en el Sierra Maestra”, dijo,
haciendo referencia al nombre que identifica al edificio donde
radica en Miramar, Playa, la presidencia de esta gigantesca compañía
que se suele asociar con el sistema empresarial de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias.
“La de Personal vino y se entrevistó conmigo —amplió Sabrina—. Ya yo
me estaba atendiendo en el Cenesex hacía dos años y pico, casi tres,
y todo esto me ayudó, porque traje una carta como que me atendía…”
O sea, tú has estado vinculada a través del Centro Nacional
de Educación Sexual con la Comisión Nacional de Atención Integral a
Personas Transexuales…
“Sí, yo estoy para operarme, y es posible que este año ya me den la
operación”, dijo en alusión a las cirugías gratuitas de
adecuación genital que desde el 2008 recomenzaron en Cuba bajo el
amparo de una resolución del Ministerio de Salud Pública.
Debo hacer un necesario paréntesis antes de continuar con la
conversación que ambos sostuvimos —la cual reproduzco íntegra y casi
literalmente—en la propia tienda, gracias a que una compañera de
labor cubrió su puesto durante ese breve tiempo.
La idea de conocer y entrevistar a Sabrina fue de Miguel Ángel, mi
pareja, quien oyó el comentario sobre una trabajadora transexual que
laboraba en el emblemático centro comercial habanero, cuando en
diciembre último participó como invitado por nuestro grupo de
activistas Humanidad por la Diversidad en un encuentro de la red de
personas trans.
Luego él estuvo en la tienda y la localizó a través de otros
trabajadores de la Plaza Carlos III a los cuales les preguntó por
“la muchacha trans”. Incluso, según me cuenta, fue un joven vendedor
del primer piso —la tienda donde ella trabaja está en el tercero— y
que ni siquiera sabía el significado del término transexualidad,
quien por la descripción del asunto enseguida reconoció a Sabrina.
Miguel Ángel finalmente la conoció, quedó impresionado por su trato
profesional y belleza; de modo que me insistió en ir a verle y me
brindó su ayuda como fotógrafo. Fue divertido, porque nos pusimos de
acuerdo con ella para vernos en su lugar de trabajo, y como yo
llegué antes que él y no sabía dónde laboraba, me di a la tarea de
recorrer los cuatro extensos pisos y tratar de descubrir por las
vidrieras quien podría ser la tendera trans.
Tengo, pues, que confesarles que hubo varias mujeres en mi lista de
posibles candidatas, pero a algunas las rechacé porque ya tenía el
dato de que mi entrevistada era una rubia despampanante. Hasta que
por fin llegué frente al departamento de Útiles del Hogar, y la
descubrí mientras desempeñaba sus funciones de cajera.
![Mi foto furtiva de Sabrina mientras trabajaba como cajera en su departamento de Útiles del Hogar.](https://paquitoeldecuba.files.wordpress.com/2015/02/img_20150202_144534.jpg?w=450&h=302)
Mi foto furtiva de Sabrina mientras trabajaba como cajera en su departamento de Útiles del Hogar, antes de que mi pareja nos presentara.
Hice una fotografía disimulada con mi celular a través del cristal
como evidencia de mi hallazgo, y observé durante unos minutos su
agilidad y destreza con la clientela, en lo que llegaba Miguel Ángel
para confirmarme que ella era, efectivamente, Sabrina.
¿Has tenido algún inconveniente con el público?
“Las personas se quedan mirando, otras se quedan con la duda; es que
no te puedo explicar, llega un momento en que a veces se torna un
poquito… porque se quedan así en una esquina mirando, entonces me
llaman y me preguntan, pero yo les digo que eso es normal…”
¿Y tus colegas de trabajo?
“A mí me aceptaron muy bien, nunca me pusieron un pero, todo el
mundo me llama Sabrina, todo el mundo me aceptó muy bien…”
Las personas trans tienen muchas dificultades a la hora de
encontrar trabajo, de contratarse, incluso muchas han sido
discriminadas en el ámbito laboral ¿Desde tu experiencia, cómo
piensas que ellas pudieran enfrentar este grave problema?
“Qué pasa con las personas trans en ese sentido, las que comienzan
en una etapa, jóvenes, casi siempre las botan de su casa, van a
parar a la calle porque son muy rechazadas. A lo mejor el caso mío
fue diferente: yo tenía mi casa, tenía mi trabajo. No fue que quise
imponer eso, sino porque yo me sentía así, y ya yo me trataba en el
Cenesex, y a lo mejor todas esas cosas me ayudaron, pero ellas sí
pasan mucho trabajo, porque las rechazan…
“Pero yo digo que hay muchas que sí pueden hacerlo. De hecho, hay
muchas que estudian, que las dejan estudiar vestidas de mujer y todo;
yo lo no sabía, porque eso antes no se permitía…
Algunas acuden a la prostitución…
“Es que no tienen opción: si tú les das opciones y les das, a ver
cómo te puedo decir, lugar, porque hay muchas que tienen aptitudes,
posibilidades, tienen forma de hacer las cosas y no llegar a ese
punto, de ir a la calle…
Pero casi siempre lo que sucede es eso, que como empiezan desde
temprano, los padres las rechazan, la misma familia, las amistades,
entonces paran en eso, digo yo…
Sabrina es universitaria. En el 2001 se graduó de
licenciatura en Pedagogía en la especialidad de Química, en el
Instituto Superior Pedagógico Capitán Silverio Blanco Núñez, de
Sancti Spíritus.
Ella nació en Yaguajay, célebre municipio de esa provincia central
por haber sido escenario en diciembre de 1958 de la legendaria
batalla que encabezara el mítico Comandante guerrillero Camilo
Cienfuegos como parte de la ofensiva final del Ejército Rebelde que
desembocó en el Triunfo de la Revolución.
¿Cómo te fue en la carrera?
Era como un gay, me vestía de varón; a ver cómo te puedo explicar, a
lo mejor eso… porque yo me imagino que en la universidad a mí no me
hubieran aceptado vestida de mujer.
¿Llegaste a ejercer como profesor?
Di clases tres
años en un Pre pedagógico en Cabaiguán. Pero cuando vine a vivir
para La Habana dejé todo eso…
¿No querías dar clases o no pudiste continuar en el magisterio?
No me sentía
bien dando clases, sinceramente. A mí me gustaba la química, pero
realmente dar clases… —hace un gesto de desaprobación—, pero bueno,
fue lo que me tocó estudiar…
¿Cuando eras profesor te reconocías públicamente como gay?
Sí, pero los
alumnos, normal… Qué pasa, yo les di clases a muchachos que venían
de Sancti Spíritus, su mente era más… —indica con sus manos apertura—
y ellos me aceptaron muy bien.
Has sido una mujer afortunada…
(Ríe)
¿Conoces a la red Transcuba, que agrupa a personas trans para hacer
activismo?
Sí, cómo no.
Hacen actividades, van a las provincias… No he participado, porque
como yo trabajo, y las veces que descanso tengo que hacer cosas en
la casa…
Sería importante contar tu experiencia…
Puede ser, yo
estoy dispuesta… Incluso conocí a una trans de Las Tunas que es algo
de la Federación y conversamos mucho… —dijo en
referencia al hecho cierto de que hay muchachas transexuales que
tienen cargos electivos en la Federación de Mujeres Cubanas
¿Y aquí en la tienda has tenido alguna responsabilidad en el
sindicato?
Yo nunca he
tenido así, cargos de nada; no me gusta mucho eso, no…
¿Pero te sientes bien?
Sí, yo me
siento bien. Ya te digo, es una cosa que… como que es nueva… El
cliente, muchos hombres me dicen cosas bonitas, y cuando se dan
cuenta se quedan así… ¡ay, le dije esto! Son cosas normales que
pasan…
Si tuvieras que hacer un balance de este año…
Primero que he
sido bien aceptada. En la calle, parece que lo soy, porque los
hombres se meten conmigo, normal, yo veo eso muy normal… Siempre hay
un grupo de muchachos que ah… — hace un expresión muy ligera de
contrariedad— pero eso es normal para las personas trans, me imagino
que sea la cultura, no sé explicar…
Sabrina vive en Centro Habana, un municipio que define como
“un poquito cargadito de
personas”…
¿Y en el barrio?
Normal, ya
muchos me habían visto porque yo salía… cuando yo salía a la calle
de fiesta me iba vestida de mujer, y ya mucha gente me había visto…
¿Y tu familia?
Bien, todo el
mundo bien. Me aceptaron bien.
¿Tienes pareja?
En este momento
no, en este momento no…
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