Lunes 18 de junio de 2012, p. 28
La Habana, 17 de junio. Al intentar la aplicación de reglas de
mercado, algunas empresas estatales cubanas han tenido que pagar un
costo muy alto, que incluye millones de dólares paralizados,
demandas, juicios, embargo de cuentas, inventarios ociosos y
quiebras virtuales, según reveló la prensa local.
Más de un año después de que el congreso del Partido Comunista
confirmó el plan de reforma económica del presidente Raúl Castro,
volvieron a tomar estado público algunos de los hoyos negros
del sistema, esta vez para mostrar un efecto en cadena que estalló
al colapsar las relaciones mercantiles entre empresas estatales.
Es “una especie de iceberg económico”, dijo el diario oficial
Granma y sugirió que detrás del descontrol en las cuentas
puede haber un nido de corrupción: Lo más peligroso es lo que no se
ve.
El matutino relató el caso de la provincia central de Ciego de
Ávila, donde en los primeros cinco meses del año las empresas
acumulaban el equivalente a 4.2 millones de dólares en cuentas por
cobrar, 8.12 millones en cuentas por pagar y 1.6 millones en
vencimientos, al tipo de cambio comercial (un peso cubano por 25
pesos convertibles a la compra; un peso convertible igual a un dólar).
Granma cargó las tintas sobre el desempeño de los directivos,
en los que prima la mentalidad del cumplimiento del plan de
producción y relegan a un segundo plano el resto del proceso.
Al final todo lo resuelve el presupuesto público
El diario aludió en esa forma a la práctica del modelo de economía
centralizada, en donde cada empresa se medía por el monto de su
producción final, sin tomar en cuenta con la misma jerarquía la
calidad ni los costos.
Durante décadas predominó en Cuba la idea de que al final de un
ejercicio todo lo resolvía el presupuesto público. Ahora se les
exige a los gerentes que actúen con criterio de rentabilidad, en
empresas que son propiedad del Estado.
Según un experto que citó el diario, los ejecutivos hacen caso omiso
de piezas vitales de la cadena mercantil, como la ejecución debida
de los contratos, el control de calidad y la contabilidad. El dinero
no es de su propiedad y no les preocupa en manos de quién está ni
dónde está.
Granma citó el caso emblemático de la Empresa Mayorista de
Productos Alimenticios de Ciego de Ávila, con el equivalente a 3
millones de dólares en cuentas por pagar, 1.4 millones en cuentas
por cobrar y 2 millones en letras de cambio. Según la directora de
la empresa, Pastora López, los minoristas no pagan a tiempo y ella
no puede mover recursos, porque su cuenta está embargada: tres
proveedores la demandaron y el caso está en tribunales.
Además del desdén por los costos y la cobranza, el diario señaló
también como causas un mal cálculo en la fijación de plazos en los
contratos, la falta de uso de crédito bancario y el empleo
indiscriminado de letras de cambio para disfrazar los vencimientos,
entre otras.
Más ejemplos: la Empresa de Envases de Occidente del Ministerio de
la Industria Sideromecánica tuvo que llevar a tribunales a tres
productoras de alimentos, cuando el adeudo combinado rebasaba el
millón de dólares.
La viceministra de la Industria Alimentaria, Betsy Díaz, explicó que
sus productoras tienen que pagar a 30 días, pero a ellas el sector
turístico les paga a 50 días, además de que se enfrenta a clientes
morosos. En almacenes de Villa Clara hay mercancía ociosa como
cámaras fotográficas de factura soviética, balones de volibol
deteriorados, juguetes inservibles, botas que se parten en una
semana, que por supuesto nadie compra.
El sistema minorista sólo contrata rubros genéricos, sin conocer lo
que recibirá. El intermediario cobra a 30 días, haya o no entregado
la mercancía y es el que decide los detalles, según explicó una
funcionaria local.
A veces nos venden gato por liebre, dijo la directora de Comercio de
esa provincia, Digna Morales. El director de la intermediaria
Productos Universales, Antonio Pérez López, reconoció que a menudo
se compran o importan artículos de muy baja calidad, que no tienen
salida. Aún falta un largo camino por recorrer para estar a la
altura de las exigencias del mercado. Sólo en el primer trimestre,
en Villa Clara había el equivalente a 21 millones de dólares en
pagos y cobros paralizados.
En Granma (oriente), la Empresa de Acumuladores XX Aniversario
vendió 160 mil baterías en 2011, más de la mitad de la demanda total
en el país. Pero las importadoras trajeron del extranjero 309 mil
unidades el mismo año. El mercado saturado en forma artificial
derrumbó la demanda de la fábrica para 2012.
El cálculo de pérdidas puede ser mucho mayor, porque el gobierno
mantiene un tipo de cambio privilegiado para las empresas (un peso
cubano igual a un dólar), por lo que en libros los montos
paralizados o reclamados se cuentan por cientos de millones de
dólares.
http://www.jornada.unam.mx/2012/06/18/mundo/028n1mun