Criterios sobre los comentarios de Guillermo
Almeyra
La opción de la solidaridad responsable
Las aseveraciones realizadas por el profesor Guillermo Almeyra,
editorialista y comentarista internacional de “La Jornada, con
el categórico título de “ Las
opciones de Cuba” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=89825)
reflejan una visión del país, agudeza de problemáticas incluidas,
que no comparto. Lo interesante en este caso no está en la
discrepancia política o ideológica que podamos tener con el autor.
Se trata de que ese país al borde de la implosión que refiere,
definitivamente no es la Cuba donde vivo y trabajo todos los días.
¿Déficits de democracia y participación?
El pasado año, para las últimas elecciones nacionales, concurrieron
8 231 365 electores - un 96.89 del total de los ciudadanos y
ciudadanas mayores de 16 años-, que ejercieron el voto voluntario,
libre, directo y secreto que postula la Constitución de la
República.. En las 13 elecciones realizadas hasta la fecha el menor
número de votantes se registró en 1976 con el 95,2 por ciento. Los
diputados, miembros de las asambleas provinciales y municipales y
los delegados de base, son electos de una lista de más de 30-40 mil
candidatos, votada por los vecinos y las asociaciones
revolucionarias en más de 14 500 asambleas de postulación.
En cada mandato electoral los ciudadanos son consultados y se les
rinde periódicamente cuenta de la gestión que realizan sus
representantes. Un diputado o un delegado cubano puede ser revocado
por los mismos que lo eligieron en cualquier momento, si estos
consideran que su labor en la solución y defensa de sus demandas no
es eficiente, pierde ejemplaridad, o por cualquier otra causa de
justicia.
La Constitución fue sometida a un proceso de discusión en el que
participaron 6 216 000 de cubanos y cubanas. El 95.2 por ciento con
derecho al voto aprobaron la ley de leyes en 1976. En junio del
2002, esta Carta Magna fue ratificada por 8 198 237 ciudadanos, que
acordaron reformarla para subrayar en el texto la irrevocabilidad
del socialismo.
En 80 mil centros laborales, se realizan asambleas de afiliados
sindicales para discutir el cumplimiento de los planes económicos y
aprobar los planes y presupuestos correspondientes al próximo año.
La Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR),
agrupa a los trabajadores mayores de 35 años, que buscan
constantemente soluciones técnicas a problemas de la economía
cubana. La ANIR cuenta con unos 567 mil asociados, agrupados en más
de 26 mil organizaciones de base. Más de 222 mil personas en calidad
de autores, coautores y colaboradores intervinieron en las acciones
del Movimiento Nacional de Ciencia y Técnica durante el 2008.
En las universidades y escuelas del país más dos millones de
estudiantes afiliados a las organizaciones estudiantiles y juveniles
–hasta los niños y niñas de primaria- , tienen voz y poder real para
intervenir en la calidad y otros asuntos vitales del proceso
pedagógico y la vida escolar.
Cinco millones de cubanas y cubanos fuimos convocados en las
asambleas de finales del 2007, donde se realizaron más de tres
millones de intervenciones, con 1 301 203 planteamientos concretos,
de los cuales el 48,8 por ciento fueron críticos.
¿Qué se discutió en el Sexto Congreso de los historiadores en julio
del 2007, o en el VII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y
Artistas de Cuba, en abril del pasado año: ¿Solo temas gremiales? En
el proceso de debates realizados en las asambleas territoriales de
estas asociaciones, y sus congresos nacionales, se involucraron 12
mil intelectuales, y no hay casualidad: Los problemas y sectores más
criticados en los sindicatos y asambleas populares, las propuestas
más coincidentes, lo fueron también en los congresos de artistas,
escritores e historiadores.
No hay casualidad en las medidas que tras estos eventos de masa se
fueron sucediendo. Entre otras:
1. Cesión de tierras a los agricultores particulares y las
cooperativas, para el impulso de la producción de alimentos, café y
tabaco.
2. Descentralización de la toma de decisiones en la agricultura y
venta de los insumos agrícolas en moneda convertible.
3. Cancelación de las deudas en pagos con los campesinos, y aumento
de los precios mayoristas que el Estado paga por la leche, carne y
papas.
4. Simplificación del sistema de acopio estatal y venta de leche en
las zonas y poblaciones rurales y suburbanas.
5. Eliminación de la plaga de intermediarios y comerciantes, que
especulaban con el suministro y la venta privada de alimentos del
agro en la capital y principales centros urbanos.
6. Entrega de tierras ociosas en usufructo a quienes quieran
ponerlas a producir alimentos.
7. Diseño del Programa de agricultura suburbana.
8. Reactivación -y reevaluación crítica- del proceso de
perfeccionamiento del sistema empresarial estatal.
9. Reglamentación y estímulo al pluriempleo para los trabajadores
estatales y estudiantes.
10. Estímulo a reincorporarse al trabajo a los jubilados, con
salario completo, sin afectar el monto de las pensiones que ya
reciben.
11. Aumento de las pensiones y salarios para sectores seleccionados
de forma progresiva.
12. Reapertura de la inscripción para choferes y otras categorías de
cuentapropistas.
13. Reconocimiento de los pagos a los empleados nacionales en
entidades extranjeras, junto a la expansión de las contribuciones
tributarias.
14. Reducción de las demandas burocráticas en las instancias de
trámite de la población y creación de oficinas integrales que
facilitan las gestiones de los ciudadanos.
15. Sustitución del Ministro de Educación e inicio de un proceso de
reevaluación crítica y fortalecimiento del sector.
16. Programa de fortalecimiento de la enseñanza de la Historia y la
Filosofía Marxista y Leninista en todos los niveles y tipos de
educación. Reapertura de la carrera profesoral de historia.
17. Fortalecimiento de la exigencia académica y pruebas de ingreso
en el sistema de la universalización, exámenes de Redacción,
Gramática, Ortografía e Historia en toda la educación superior.
18. Creación de un Programa interministerial de integración y
atención profesional y laboral, con vistas a fortalecer la formación
y capacitación en carreras de perfil tecnológico.
19. Revisión y adecuación de la oferta de estudios medios y
superiores a las necesidades del desarrollo local y nacional.
20. Reordenamiento del sistema de la salud pública, puesta a
disposición de la población de 35 servicios a nivel de los
policlínicos de barrio. Reparación y remozamiento tecnológico de los
hospitales y de las muy deterioradas clínicas estomatológicas.
21. Supresión de la prohibición de hospedarse de los cubanos
residentes en la isla a los hoteles turísticos y desarrollo de
paquetes y ofertas para fomentar el turismo nacional.
22. Apertura del servicio de telefonía celular para todos los
ciudadanos cubanos.
23. Apertura de la venta de ordenadores y electrodomésticos.
24. Apertura de los servicios de correo electrónico en las oficinas
de correos.
25. Agilización de trámites para que los trabajadores estatales
puedan adquirir viviendas y locales que pertenecen a entidades del
gobierno.
Hay problemáticas planteadas -los bajos salarios, la doble moneda,
el sistema de propiedad y el perspectivo crecimiento del sector
cooperativo, el envejecimiento de la población-, cuyas respuestas
son parte de decisiones y procesos en curso. Para la solución de
otros requerimientos -la muy grave situación de la vivienda-, se
acciona por diversas vías, pero la carencia de recursos demorará
satisfacer toda la demanda.
Tenemos muchísimas más expectativas y criterios. El Estado, la
economía, el sistema político y la sociedad socialistas pueden y
debe funcionar mejor. Estamos además, en la justa y estratégica
disyuntiva –esa será tarea histórica del proceso de masas del VI
Congreso del Partido Comunista de Cuba-, de transformar todo lo que
ya no responda al propio crecimiento del ser social pluricualitativo
que ha creado la Revolución.
Nuestras insuficiencias han sido ventiladas públicamente entre los
que en definitiva vamos a resolverlas. Los cambios en evaluación, y
las medidas en curso, son temas de constante seguimiento por parte
del Parlamento y el Gobierno, los sindicaros y organizaciones
revolucionarias, los organismos de dirección y organizaciones de
base del Partido, por los cubanos y cubanas en todos sus espacios de
realización ciudadana.
¿Juventud sin utopía?
Si, tenemos grupos de jóvenes que se han alejado del proyecto
revolucionario, que delinquen, se prostituyen, especulan, y sueñan
con la sociedad de consumo. Pero la generalización pesimista y
derrotista está muy lejos de reflejar la más exacta correlación
ideológico cultural de la juventud cubana, su temperamento rebelde y
posición definidamente revolucionaria.
¿A qué jóvenes urbanos les falta objetivos y una utopía que le
marque el camino? ¿A las “tribus” que en la Ciudad de la Habana han
ocupado la Calle G? ¿Ha hablado el profesor con estos muchachos y
muchachas, conoce como piensan? Lo invito a que los escuche. Le
puedo adelantar que no todo es desánimo, extravagancia y
autoenajenación.
Cuba cuenta con más de un millón de jóvenes trabajadores, -que
representan el 44,4 por ciento de la población joven- incorporados a
las tareas de la producción y los servicios. La inmensa mayoría en
los sectores emergentes del turismo, la informatización de la
economía y la sociedad, en los complejos de ciencia-producción de la
biotecnología y la farmacéutica, la salud pública y la educación.
También hay un buen destacamento en la industria básica y la
sideromecánica: ¿Son estos los jóvenes que Almeyra refiere?
¿Sabe el profesor que las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) -filial
juvenil" de al ANIR-, lideradas por la Unión de Jóvenes Comunistas,
agrupan a más de 177 000 brigadistas de todo el país? En la
Exposición Forjadores del Futuro y las Conferencias de las BTJ,
estos obreros y tecnólogos jóvenes, presentan un conjunto no menor
de dos millones de ponencias, con racionalizaciones, propuestas e
innovaciones que recorren todo el espectro de la producción y los
servicios del país
Es maravillosa la labor de los Trabajadores Sociales, programa de la
Revolución integrado por jóvenes que han reconfigurado y
revolucionado la atención y profilaxis social, precisamente en las
zonas urbanas más marginalizadas tras la crisis del período
especial. Y este es solo uno de los diversos Programas de la
Revolución que han permitido la preparación y ubicación laboral de
miles de adolescentes y jóvenes –que no trabajaban ni estudiaban-,
formados en cursos emergentes de Maestros Primarios, Profesores
Generales Integrales, Enfermeros y Tecnólogos de la salud?
¿Y los estudiantes? ¿Son los estudiantes los que están perdidos de
ilusiones y utopías? El caso del estudiante universitario cubano
Eliécer Ávila fue muy ilustrativo. Millones de internautas pudieron
ver a Ricardo Alarcón –el Presidente de la Asamblea Nacional–
discutir con él joven, con toda la apertura e igualdad que
caracteriza a los dirigentes de mi Revolución, contrariamente a lo
que pretendieron los medios reaccionarios de todo el mundo, el joven
no era “un disidente”, ni sufrió la menor represalia. Por demás, el
discurso crítico de Eliécer ratificó la matriz revolucionaria de
nuestra juventud, su valentía política, y conciencia de
responsabilidad histórica.
Por los blog que paga la CIA, anda últimamente muy promocionado un
roquero drogadicto y pornocontrarevolucionario, pero: ¿acaso el
tipejo -que ya no es joven- puede ser vendido como la imagen del
rock nacional? Basta asistir a los festivales, a las decenas de
conciertos del rock cubano, escuchar sus letras, sentir el nervio de
su música, para tener una idea de la fuerza renovadora de ese
pujante movimiento.
Invito a disfrutar y pensar sobre presente y futuro, con la
literatura que hacen nuestros más noveles escritores, con el cine y
plástica, la Joven Guardia del insigne Ballet Nacional, y el
quehacer de la nueva hornada de bailarines, músicos y actores….
¿Acaso ha muerto el espíritu de la “Nueva Trova, hoy novísima? ¿Se
ha preguntado el profesor por qué uno de los más populares cantantes
de reggaetón tiene tatuada –retadoramente visible- una imagen de
Fidel?
¿Conoce el profesor Almeyra, la labor de la Asociación Hermanos Saíz
(AHS), que agrupa de manera selectiva y a partir de un estricto
criterio de voluntariedad, a 2 500 de estos escritores, artistas,
intelectuales y promotores, jóvenes menores de 35 años, dispuestos a
hacer arte con y para la Revolución?
Cada vez que en una misión cubana hay una deserción se llenan las
páginas de la prensa amarilla, y resulta que la mayoría que cumple
su compromiso y si regresa no es “noticia”. ¿Por qué no desertan en
masa nuestros jóvenes talentos del deporte y el arte? ¿Por qué la
inmensa mayoría se resiste a las operaciones de compra y deserción
que montan los mercaderes del músculo y el espectáculo, incluidas
las que organizan las propias agencias de la subversión
contrarrevolucionaria?
¿Por qué no desertan los miles de jóvenes que están en las brigadas
médicas, los trabajadores, maestros e instructores
internacionalistas? ¿Qué pasó con aquella operación CIA
canallescamente bautizada como “Barrio afuera”, que perseguía con el
concurso de la mafia cubano americana, montar la “huída” en masa a
Miami, de nuestros profesionales que prestaban su servicio en
Venezuela?
Cuba no tiene ejército profesional. Los soldaos y clases que
componen las fuerzas armadas en activo, son los jóvenes del servicio
militar general: ¿Hay mayor prueba de responsabilidad y confianza
que darle a los muchachos -y muchachas voluntarias- que recién
terminan su bachillerato, un arma para defender la Patria? Lástima
que el profesor no pueda ver a alguno de esos “pepillos” de la calle
G, a los artistas y estudiantes como Eliécer, a ese millón de
obreros y trabajadores jóvenes, convertidos en soldados y
reservistas. Rápidos, atentos y serios, para poner en minutos, en
plena disposición combativa un tanque, para servir una batería, o
tener la alta responsabilidad de patrullar la frontera.
¿El Partido que no tiene vida propia?
El avanzado ideario de José Martí (1853-1895), su colosal
programa nacional liberador, fue la gran ventaja ideológica y
política, que singularizó el pensar y hacer de los revolucionarios
cubanos en el Siglo XX. El nacimiento de primer partido comunista en
1925 resultaría un factor principal. La temprana articulación del
marxismo con el pensamiento martiano y la cultura nacional, que tuvo
en el joven comunista Julio Antonio Mella, su más brillante paladín,
fijó el derrotero fundamental. La Revolución de 1930 y el hecho de
que las ideas antimperialistas, de justicia social y dignificación
humana, penetraron desde entonces en la conciencia social de la
nación, aún en aquellas fuerzas y sujetos honestos influidos por el
liberalismo y el anticomunismo, completan el conjunto de
especificidades históricas, que en Cuba adelantaron la conformación
de un sustrato de coincidencias ideológicas.
La Guerra de Liberación y el Ejército Rebelde como su instrumento
unitario, se constituirían en decisivos catalizadores históricos. La
lucha mancomunada para derrotar a la dictadura de Fulgencio Batista
y a sus amos imperialistas, multiplicó, profundizó y fundió en el
torrente del movimiento revolucionario, las ideas de consenso
martiano y socialista, más allá de sectarismos, dogmatismos y
desencuentros, por entonces enquistados en las organizaciones
revolucionarias.
El actual Partido Comunista de Cuba sería un resultado de esa
historia revolucionaria, de los liderazgos y experiencias que se
construyeron en la guerra de liberación, y de la fuerza telúrica de
masas que desató el triunfo del 1 de enero de 1959. El Partido nació
de un entretejido brillante de hombres, eticidad y principios
revolucionarios, articulados y forjados en educación patriótica y
voluntad unitaria por el genio político de Fidel Castro. Así se pudo
lograr algo inédito hasta entonces en la historia del movimiento
revolucionario internacional: Que del multipartidismo
revolucionario, de unos y otros marxistas, leninistas, trotskistas,
socialistas, nacionalistas y demócratas, de todos ellos y muchos más
a los que precisamente identificaba el ideario martiano, surgiera el
único Partido de la Revolución. Tal parto histórico no fue por
decreto, sino por sabia y compleja construcción política e
ideológica de masas.
El Partido posee un reducido aparato de cuadros profesionales para
asumir las tareas funcionales, y el peso de toda su labor de
dirección descansa en la propia militancia de fila. Los dirigentes
partidistas son electos democráticamente por voto secreto, en los
buros, comités y direcciones de base, constituidas en territorios,
zonas residenciales, fábricas y centros de los servicios, la
educación, ciencia y cultura, y también en las Fuerzas Armadas y los
órganos del Ministerio del Interior. Quedan entonces constituidas
estas direcciones por activistas políticos, que asumen las tareas
partidistas sin afectar sus responsabilidades laborales y/o
sociales.
La propaganda contrarrevolucionaria ha intentado vanamente focalizar
a la alta dirección del Partido y el Estado, como grupo
privilegiado, una y otra vez fracasan. La dirección revolucionaria
cubana se caracteriza por su austeridad y modestia. Los raros casos
de corrupción que se han dado en cincuenta años de Revolución, se
han ventilado con suma transparencia y han recibido una ejemplar
sanción.
El Partido cubano nunca ha hecho propaganda sobre sí mismo. Ni
siquiera es un partido electoral. Vive modestamente en y para el
trabajo dentro de la Revolución. No pide –ni necesita- aplausos.
Reclama la primera fila si de trabajo y lucha se trata. Su
militancia está en el lugar de más complejidad, en el centro de los
problemas, porque solo desde dentro del movimiento real, las
dificultades pueden resolverse y lo nuevo y progresivo crece. El
Partido ha ganado ser la vanguardia combativa de la Revolución,
porque es una organización querida y respetada por su pueblo, porque
es en definitiva pueblo organizado –medio millón de militantes del
Partido y la Juventud Comunista- en ejemplaridad y entrega.
Los dirigentes del Partido, y sus militantes no gozan de ninguna
prebenda. La entrada en el Partido cubano es de carácter voluntario.
El partido selecciona a sus militantes entre aquellos que las
asambleas de masas eligen como trabajadores y trabajadoras,
ciudadanos y ciudadanas ejemplares. Nadie que no haya sido evaluado
y considerado con méritos para estar en el Partido por las personas
con las que trabaja, por sus compañeros y vecinos, puede llegar a
ser admitido en el Partido. Periódicamente esos colectivos que
eligieron a los candidatos a militantes, participan de la vida de
las organizaciones de base del Partido, son consultados sobre la
ejemplaridad de la militancia, a ellos se les rinde cuenta incluso
de la evaluación que se realiza a cada miembro del Partido: ¿Se sabe
de algún otro Partido Comunista que haya desarrollado este estilo y
método trabajo de masas?
Los dirigentes de todos los niveles y los militantes, cumplen los
mismos deberes que todos los ciudadanos, viven en cualquier
comunidad, barrio o ciudad, ocupan las mismas funciones y todas las
ocupaciones y trabajos, tienen los mismos problemas, los afectan
como a todos los cubanos y cubanas, los salarios que no alcanzan,
las insuficiencias de viviendas, la contracción del transporte… Y
precisamente es en esas circunstancias donde el Partido crece en el
pueblo, donde su militancia trabaja con ejemplaridad por defender y
multiplicar los logros concretos de la Revolución, construir la
felicidad de todos y cada uno de los ciudadanos –incluso de aquellos
que se sabe que no son revolucionarios-, explica los problemas,
persuade y también se deja persuadir, exige y lidera la lucha contra
lo mal hecho.
Por supuesto que el Partido cubano no es –ni puede ser- un
conglomerado de certezas y relaciones idílicas. Mi Partido no está
exento de lastres burocráticos, insuficiencias y retos. Como
organismo de la Revolución está constituido por hombres y mujeres en
conflicto de creación. El Partido es lo que hemos llegado a ser, y
también claridad y trabajo honrado por lo que aún nos falta. Es
conciencia de hoy y conciencia anticipada del comunismo.
El “puñado” de
dirigentes
En el Partido y la Revolución Cubana, coinciden y trabajan en plano
de igualdad, todas las generaciones de revolucionarios, desde los
que peinan canas, hasta los más jóvenes. Pero sin dudas posee una
fuerte impronta el liderazgo histórico, lo tiene Fidel Castro –lo ha
ganado Raúl Castro con el valor y los resultados demostrados desde
el propio 26 de julio de 1953-. Fidel, Raúl y los dirigentes
históricos poseen una autoridad moral y política, que ha funcionado
como factor de unidad, como articulación eficiente de la
personalidad histórica de nuestro pueblo en Revolución.
La misma autoridad que hoy tienen los dirigentes históricos de la
Revolución, la tuvo José Martí cuando en 1892 fundó el Partido
Revolucionario Cubano (PRC), primer partido antimperialista en la
historia del movimiento revolucionario internacional. El marxista
Carlos Baliño que estuvo junto a Martí en la fundación del PRC,
entonces no se preocupó ni ocupó por lo que hoy a los ojos de
algunos de nuestros actuales críticos, pudiera haber sido el “exceso
de personalismo” de Martí en la dirección de la Revolución. Baliño
sería el fundador del primer partido comunista de Cuba, el maestro
que reveló a Julio Antonio Mella el concepto de Revolución en Martí,
y el “misterio” de la unidad entre lucha de clases, justicia social,
patriotismo, internacionalismo y antimperialismo.
Inspirado en el ejemplo de Martí y en las más genuinas tradiciones
cubanas y latinoamericanas, con certero método leninista, Fidel ha
sabido desarrollar dentro y fuera del Partido cubano, un tipo
distintivo democratismo revolucionario, de relación y comunión
líder-masa, que ha sido funcional a su liderazgo, suficiente para la
tarea histórica de fundar el Estado socialista, desarrollar la
Revolución Cubana dentro y fuera de las fronteras nacionales,
resistir y salvarla. ¿Por qué esta correlación masas
populares-liderazgo-Partido tiene que ser una debilidad y no una
fortaleza? ¿A cuenta de que manual de socialismo debemos auto
flagelarnos, y cambiar lo que hemos construido conscientemente junto
a Fidel, que además, nos ha dado inobjetables resultados?
¿Y cómo haremos el día – inevitablemente próximo- en qué Fidel y la
generación histórica ya no pueda estar al frente de la Revolución? A
quienes aún nos queda un trecho de pelea más largo –a eso aspiro-, a
nuestros hijos y sus hijos, nos corresponderá defender esa voluntad
de adelantar y continuar, de desarrollar dialécticamente el
socialismo cubano, la democracia laboral, política y social, cada
vez más participativa y propositiva, el más eficiente y vigoroso
poder popular, y su Partido de unidad, inteligencia y liderazgo
colectivo.
En Cuba no se duerme para mañana. Aunque el profesor Almeyra no lo
vea, la Revolución hoy transita hacia una nueva manera de ser y
hacer. El énfasis de Raúl en el fortalecimiento de la labor del
Partido y la institucionalización del país, en que cada militante,
cuadro y trabajador, tenga bien clara su tarea específica, sepa y
haga lo que le corresponde, expresa la conciencia de la necesidad
del cambio y su tendencia más progresiva. Y qué mejor “opción” que
sean Fidel y los comandantes y combatientes de la Sierra y el Llano,
los que acompañen, compartan la dirección, eduquen, formen el relevo
y adelanten trecho, en el necesario tránsito de generaciones, modos
y estilos de hacer?
Las Opciones de Raúl
Guillermo Almeyra se
hace una pregunta: “¿Por qué no convertir la conferencia
extraordinaria que va a realizar el Partido cubano, en una discusión
abierta, libre, propositiva, ampliada a los trabajadores en sus
lugares de trabajo?” Habría
que preguntarle al profesor por qué su propuesta es mejor que la que
ya formuló Raúl Castro a nombre de Fidel y el Comité Central del
Partido Comunista de Cuba:
1) Definir antes del VI Congreso del Partido, con la más amplia
participación popular, la sociedad socialista que aspiramos y
podemos construir en las condiciones actuales y futuras de Cuba, el
modelo económico que regirá la vida de la nación en beneficio de
nuestros compatriotas y asegurar la irreversibilidad del régimen
sociopolítico del país, única garantía para su verdadera
independencia. Preparar y fortalecer al Partido para liderar tal
proceso porque ese y no otro es el verdadero Congreso. El que
discuta con los comunistas y con todo el pueblo todos los problemas.
Si queremos dar un Congreso de verdad, en situaciones como la
actual, buscándoles solución a los problemas y mirando hacia el
futuro, debe ser así. Tiene que ser el pueblo, con su Partido en la
vanguardia, el que decida.
2) El aplazamiento del Congreso no significa en lo más mínimo una
paralización en su preparación, todo lo contrario, esta decisión
conlleva la necesidad de dar pasos inaplazables, como es la
renovación de los organismos superiores de dirección del Partido. El
actual Comité Central está integrado por magníficos compañeros, pero
muchos de ellos no ocupan hoy las responsabilidades que ostentaban
al momento de su elección hace doce años, por un período que debió
ser de cinco y se ha prolongado a causa del retraso acumulado en la
celebración del Congreso. Entonces se realizará una Conferencia
Nacional –acorde al Artículo 46 de los Estatutos del Partido-,
fundamentalmente para elegir los nuevos organismos de dirección, es
decir, el Comité Central, el Buró Político y el Secretariado, que
son los responsables de continuar y culminar la preparación del
Congreso. Es un evento que con anterioridad no habíamos realizado y
que podemos organizar en un plazo relativamente breve y así lo
haremos.
¿Consenso negativo?
Pienso que conocer Cuba, su cultura y pueblo, aún para los que
nacimos y vivimos en el archipiélago, siempre será un reto. Con
frecuencia recorro mi país, y una y otra vez, me asombro de su
complejidad humana, sociológica, cultural, ideológica y política,
aprendo, descubro y me descubro. La Revolución, para quienes la
hemos vivido en medio siglo, no escapa a esa dialéctica de un
conocimiento que siempre se sabe en deuda.
Pero en la Revolución la deuda de saberes, no significa
improvisación, ni ausencia de estudio, evaluación y análisis, mucho
menos titubeos. Para asumir la responsabilidad de liderar a un
pueblo en lucha, hay que tener una muy sólida seguridad en lo que se
hace, y en las posibilidades de victoria que se tienen. Medio siglo
de Revolución y articulación política de la dirección cubana, es una
razón de peso suficiente a tener en cuenta, si de evaluar lo que se
hace y pasa en Cuba se trata. Guillermo Almeyra ni se da por
enterado de esta realidad, no pregunta, no toma la sabia distancia
de quien propone sus reflexiones al diálogo: Asevera, juzga y
excomulga. No nos sorprende su postura, a cada rato parece un
respetable profesor, que cree tener todas las respuestas y
soluciones para Cuba.
Las apelaciones a las necesidades de bienestar material del pueblo
cubano, que ya son recurrentes en unas y otras argumentaciones
críticas, desconocen –diríamos olímpicamente!-, los avances
extraordinarios de mi pueblo. En las condiciones de la más feroz y
prolongada guerra económica de la historia universal, Cuba entre
1959-89 creció a un 4.3 por ciento promedio anual y el país invirtió
en su desarrollo más de 63 000 millones de pesos. Cuando recién
comenzamos a repuntar la crisis del periodo especial, entre el 2004
y el 200/, logramos un crecimiento del 42.5 por ciento en nuestro
deprimido PIB. Y lo más significativo, es que desde el propio 1959,
el desempeño de la economía se dio simultáneamente con una
progresiva redistribución de los ingresos y el desarrollo de
programas sociales.
La política centrada en el desarrollo humano y la felicidad del
pueblo es la que ha logrado que hasta hoy, Cuba sea el único país
latinoamericano –y del llamado Tercer Mundo- cuyos ciudadanos son
los que más tiempo viven, sus niños los que menos mueren y mejor se
educan; su pueblo el que en mayor proporción disfruta de
electricidad y agua potable. La nación cubana en el concierto del
mundo subdesarrollado –también entre no pocos países capitalistas de
desarrollo medio, e incluso algunas de las potencias del capital-,
es la que tiene el mayor número de profesionales y médicos por
habitante, practican más deportes y sus atletas están entre los que
más resultados obtienen, son los que proporcionalmente más
participan en bailables, conciertos, teatros, visitas a museos y
bibliotecas, sus familias las que en mayor proporción son dueñas de
las viviendas que habitan y su sociedad la que goza de la mayor
seguridad social y menores índices de criminalidad.
Cuba es el país que más ha aportado a la formación de recursos y la
capacitación gratuita Sur-Sur, el único que ha movilizado a decenas
de miles de sus ciudadanos y ciudadanas para realizar campañas
masivas de educación y salud con sus hermanos de otras tierras. La
independencia y la paz en el Cono Sur Africano y en otro números
grupo de países de África, Asia y América Latina, tuvo el aporte de
más de 350 mil hombres y mujeres de mi país voluntariamente
devenidos en combatientes internacionalistas.
El hambre azota a 963 millones de personas en el mundo, y el dato
empeora día a día. Ninguno de esos hambrientos es cubano. El
desempleo global subió a 189 millones en el 2008, pero ninguno de
esos hombres y mujeres fue un compatriota. Tampoco serán cubanos los
nuevos sin trabajo, que según cifras preliminares estarán este año
entre los 210 - 239 millones de personas.
El “olvido” de la huella civilizatoria de la Revolución Cubana, de
sus resultados humanos, de lo que garantiza en seguridad, en
presente y futuro, resulta inaceptable. La Revolución además, ha
salvado sus principales conquistas y más. El “Si
se puede” –aquella
consigna lanzada por Raúl, a lo imposible-posible, hace casi veinte
años, en los días más duros del período especial-, hoy se ha
convertido en ratificación de fortalezas y oportunidades, en
capacidad de solucionar problemas y dificultades que tenemos, en
motor de autoperfeccionamiento. En renovado y positivo consenso por
el socialismo.
¿La mística?
A diferencia del profesor Almeyra, acredito que la lucha por la
independencia y soberanía nacional, por ser dueños de los destinos
del país, serán razones suficientes hoy y siempre “para
despertar las energías y la mística necesarias”. Precisamente
nuestros abuelos y padres dieron todas sus energías por un proyecto “cuyos
frutos se verían sólo a medio y largo plazo”, y
defendieron la utopía realizable del socialismo, peleándola,
acercándola en realidades y cambios tangibles. Desde el Asalto al
Moncada en 1953, más de 6 mil patriotas ofrendaron sus vidas a esa
causa: ¿Acaso los cubanos y cubanas de hoy y de mañana, vamos a ser
de menor condición, de un temple y coraje disminuido, corroídos por
el pragmatismo del plato de lentejas, el pancismo, la desilusión y
el miedo? ¿No merecemos los cubanos y cubanas de hoy, y los del
mañana, más confianza, más respeto?
Es muy difícil entender qué es el Partido Comunista de Cuba, ni
nuestra singular correlación masas populares-liderazgo-Partido, si
se parte del imaginario del partido de “aparatchi” que generalizó el
estalinismo. Menos si se es presa de las viejas claves del
anticomunismo y el antisovietismo.
Cuando se excluye del análisis a la propia Revolución -lo que
realmente es y representa-, no se acude a la historia, y se está
lejos del movimiento de masas, cuando el pensamiento se encadena a
los esquemas del liberalismo; si además se parte de que los jóvenes
carecen de ideales revolucionarios, y los más “maduros” estamos
obligados a pensar por el estómago: ¿Qué queda de la Revolución?
Me satisface que nos acompañe el estudio y la crítica –las
discrepancias y propuestas-, de nuestros compañeros y amigos en el
mundo. Siempre necesitaremos ideas frescas y renovadoras, desde un
ejercicio de solidaridad responsable. Pero no nos hacen falta
pálidos y desinformados reclamos de participación. Mucho menos
precisamos de consignas descontextualizadas, reproches y
elucubraciones insostenibles.
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