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Problemmatic health-care reform in the
U.S.
By Manuel E. Yepe
A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.
An event never before seen in the U.S. has been taking place since
August 15 at the Los Angeles Forum: thousands of Americans gathering to
receive free medical care, a service they can enjoy until the 23rd.
People are pouring in large numbers to have
their blood pressure measured, their vision tested, their children
vaccinated or their breasts examined. They spend hours standing in long
lines or sleeping in their cars outside the Forum, located in Inglewood,
California, where the standard of living is a far cry from the
luxury of the nearby neighborhoods of Beverly Hills and Hollywood.
On the first two days, 1,500 men, women and children received care
services for which they would ordinarily have to pay $509,000. Thirty
dentists pulled 471 teeth, 320 patients were doled out prescription
glasses, 80 women had mammograms, dozens were acupunctured, and scores
of people were examined by specialists. An estimated eight-day run.
These services, a common right of people in countries with less economic
resources but greater social development, were offered as a result of an
official campaign to draw attention toward the appalling situation of
the current healthcare system President Obama has promised to change by
placing the issue high on his government’s domestic policy agenda. But
it is just one aspect of the problem.
Tagged by Obama as the reason for all medical care’s problems in
the nation, the gigantic U.S. pharmaceutical and biotechnological
corporations have been –small surprise– the main obstacles to reform.
Now, however, the drug industry has stated its willingness to help
Obama’s plan to overhaul healthcare by investing between 150 and 200
million dollars, a gesture which reform advocates find disturbing rather
than reassuring.
“The
White House and allies in Congress are well aware of the effort by
Pharmaceutical Research and Manufacturers of America [PhRMA],
a somewhat surprising political alliance, given the industry's recent
history of siding with Republicans and the Democrats' disdain for
special interests.”, says
journalist David Espo in an AP report published in Washington on August
4 by several newspapers, TV channels and radio stations.
Similar comments were made that same day by Los Angeles Times
reporter Tom Hamburger, who reminds that “As a
candidate for president, Barack Obama lambasted drug companies and the
influence they wielded in Washington. He even ran a television ad
targeting the industry's chief lobbyist, former Louisiana congressman
Billy Tauzin, and the role Tauzin played in preventing Medicare from
negotiating for lower drug prices.
(Since the election, Tauzin has morphed into the president's partner. He
has been invited to the White House half a dozen times in recent months.
There, he says, he eventually secured an agreement that the
administration wouldn't try to overturn the very Medicare drug policy
that Obama had criticized on the campaign trail,”
Hamburger remarks.
“At the same time, Tauzin said
the industry he represents was offering political and financial support
for the president’s healthcare initiative in exchange for the White
House pledge to forswear not only Medicare drug price bargaining but
also plans to import cheaper drugs from Canada or Europe.
White House officials acknowledge discussing the importation question
with Tauzin but had no comment on whether there was an agreement to
block future Medicare price negotiations.
“Yet everyone agrees that drug companies –Washington’s leading source of
lobbyist money– now have ‘a seat at the table’ at the White House and on
Capitol Hill as healthcare legislation works its way through Congress,”
the article goes on.
In the meantime,
the prospects for other purposes of the reform –namely, to reduce the
number of citizens without health insurance and prevent insurance
companies from using bureaucratic excuses or technicalities or arguing a
pre-existing medical condition to terminate or deny coverage– are not
looking very hopeful.
As the
citizens hold the president to his words, the neoconservatives redouble
their efforts and spend millions in advertising and bribes, taking
advantage of long-lived prejudices to manipulate public opinion by
leveling accusations that the reform is promoting a socialized
healthcare, abortion and euthanasia.
That’s some mission they’ve got there, Obama and those in his team who
support the expectations of the people who put him in charge. No easy
task, that of making capitalism’s interests compatible with social
justice and human welfare.
August 2009
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LA
PROBLEMÁTICA REFORMA SANITARIA EN EEUU
Por Manuel E. Yepe
Un
insólito evento reúne este año, del 15 al 23 de agosto, a millares de
estadounidenses en el Fórum de Los Angeles, donde se ofrece algo jamás
visto en este país: atención médica gratuita.
Inglewood, California, el distrito donde se encuentra el coliseo, está
ubicado a pocas millas del lujoso barrio de Beverly Hills y de
Hollywood, la meca del cine, aunque su nivel de vida está a enorme
distancia de aquellos. Largas colas de personas llegan a pie o esperan
muchas horas durmiendo en autos para tomarse la presión arterial,
examinarse la vista, vacunar a sus hijos o hacerse practicar una
mamografía.
En los dos primeros días del ejercicio, se brindó atención a 1500
hombres, mujeres y menores que habrían tenido que pagar $509,000.
Treinta dentistas hicieron 471 extracciones, recibieron espejuelos
graduados 320 pacientes, se hicieron mamografías 80 mujeres, se
practicaron decenas de acupunturas y muchas decenas de personas más
fueron vistas por especialistas. Lo proyectado para los ocho días de
duración de este “mágico” evento era atender a 10,000 pacientes,
quienes se habrían ahorrado $2 millones.
Estos servicios, que constituyen derechos cotidianos de los ciudadanos
en países con menos recursos económicos pero mayor desarrollo social, se
brindaron como parte de una campaña oficial por exponer la situación
desastrosa que presenta el actual
sistema sanitario que el presidente Obama ha prometido reformar,
situando este propósito como el objetivo de máxima prioridad de su
gobierno en materia de política interna. Pero esto es solo un ángulo de
la problemática.
Las
gigantescas corporaciones farmacéuticas y biotecnológicas
estadounidenses, que fueran señaladas por Obama como fuente de los
graves males que padece la atención de salud en el país, han sido
-obviamente- los principales obstáculos para la reforma.
Solo que ahora la industria farmacéutica se ha mostrado dispuesta a
ayudar a Obama en su programa de reforma sanitaria e invertirá en ello
entre 150 y 200 millones de dólares. Esto, lejos de tranquilizar, alarma
a los partidarios de la reforma que, por ello, la ven en peligro.
“La Casa Blanca y sus aliados del Congreso están conscientes de que
estos esfuerzos de la PhaRMA (Pharmaceutical Research and
Manufacturers of America, organización que integran 50 consorcios
biotecnológicos y farmacéuticos, con una veintena de lobistas en el
Congreso), representan una alianza política asombrosa, dada la
tradicional parcialización de esta industria con los republicanos y su
desdén por los demócratas”, dice un despacho de la Associated Press
fechado en Washington el 4 de agosto, con la firma de su reportero David
Espo y publicado en varios diarios y emisoras de radio y TV.
En el mismo sentido se manifestó el propio día 4 el periódico Los
Angeles Times en un reportaje de su corresponsal en Washington, Tom
Hamburger, quien recuerda que, como candidato, Obama condenó con dureza
la influencia que detentaba el lobby de la industria farmacéutica en
Washington e incluso apareció en un anuncio televisivo acusando al ex
congresista por Luisiana Bill Tauzin, actual presidente y cabildero
principal de esa poderosísima industria, por su papel en los denuedos
por impedir la rebaja de los precios de las medicinas.
“Pero después de asumir Obama, Tauzin ha metamorfoseado. Se ha
convertido en socio del Presidente y ha sido invitado media docena de
veces a la Casa Blanca, donde dice haber conseguido un acuerdo en virtud
del cual la Administración no intentará desmontar la política
farmacéutica del Medicare que tanto criticara el Presidente durante la
campaña electoral”, señala el trabajo de Hamburger.
Tauzin ha asegurado que la industria que representa ofrece ahora apoyo
político y financiero a las iniciativas del Presidente en el campo de la
salud y, a cambio, la Casa Blanca ha prometido, no solo la renuncia a
regatear los precios de los medicamentos de Medicare sino también a no
continuar apoyando la idea de importar medicinas a menor precio de
Canadá o de Europa.
Funcionarios de la Casa Blanca reconocen haber discutido el asunto con
Tauzin, pero no revelan si ha habido o no un acuerdo de bloquear
negociaciones sobre los futuros precios de Medicare.
“Pero algo que todos reconocen es que ahora las compañías farmacéuticas
–principal fuente del dinero de los lobbies- tienen asiento en las mesas
de discusión de las iniciativas legislativas sobre asuntos de atención
de salud que tienen lugar en la Casa Blanca y en la Colina del
Capitolio”, apunta el artículo.
Otros propósitos de la reforma como son los de reducir el
número de ciudadanos sin cobertura de seguro de salud y aportar
mecanismos que eviten que las compañías aseguradoras de la salud
cancelan la cobertura con cualquier pretexto burocrático o técnico, o le
nieguen cobertura alegando requisitos preestablecidos, cuando el
asegurado enferma, siguen sin una perspectiva halagüeña de lograrse.
En la medida que crecen las exigencias de la ciudadanía por que se
cumplan las promesas, se multiplican las maniobras neoconservadoras con
utilización de millonarios recursos financieros en publicidad y para la
corrupción de funcionarios.
Se utilizan contra la reforma acusaciones de que promueve la
socialización de la medicina, el aborto y la eutanasia, aprovechando
prejuicios ultraconservadores de viejo manipulados en Estados Unidos.
Menuda tarea la que enfrenta el equipo de Obama que apoya las
proyecciones populares que lo llevaron a la presidencia. Nada
fácil es hacer compatible los intereses capitalistas con la justicia
social y el bienestar humano.
Agosto de 2009
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