Como se sabe, el 17 de
mayo, es el Día
internacional contra la
homofobia, instituido ya
en buena parte del mundo
y al que se suma nuestro
país (como lo hizo el
pasado año) con el
objetivo de dar modesto
pero significativo
aporte a una batalla,
sin embargo, cotidiana:
el empeño por una
sociedad no igualitaria,
sino precisamente
diversa, pero basada en
la igualdad, paradoja
fácilmente explicable si
se tiene en cuenta un
axioma: el respeto a esa
diferencia que nos hace
semejantes, porque lejos
de segregarnos y
dividirnos, debe unirnos
y hermanarnos en una
sola condición: la de
seres humanos.
|
Cada año toma más fuerza
esta fecha; por ejemplo,
con la incorporación a
la conmemoración
internacional en 2008 de
Costa Rica, en un
decreto firmado por el
presidente de la nación,
Oscar Arias Sánchez, son
ya más de 30 países de
Europa, Asia y América
que de un modo u otro la
llevan a cabo.
¿Qué es la homofobia?:
debemos comenzar
explicando el segundo
término que forma este
lexema: cualquier fobia
significa un terror
irracional e
injustificado hacia
algo, en este caso a los
homosexuales y a la
homosexualidad; aunque
genéricamente se
engloben en este
concepto más inclusivo,
existen peculiaridades
que singularizan a los
travestis, transexuales,
lesbianas, et. al, pues
aunque hay quienes
sienten análogo
sentimiento de rechazo y
miedo a todos estos
implicados, se dan
casos, por ejemplo, de
hombres heterosexuales
que mientras detestan a
quienes dentro de su
mismo sexo tienen tales
preferencias, sin
embargo, toleran a
(incluso: simpatizan
con) las mujeres en esos
casos (a muchos hasta
los erotizan tales
prácticas); o por el
contrario, féminas que,
manifestando afinidad
hacia los gays, sin
embargo, no soportan
siquiera saludar a las
de su género que
descienden de aquellas
asociadas con la isla de
Lesbos; sin que falten
quienes no se
manifiestan contra esas
tendencias pero no miran
“con buenos ojos” a
quienes se visten con
atuendos del sexo
opuesto, se han operado
para reasignar su
verdadera orientación, o
al menos lo desean y
como tal, lo explicitan
(triste e inconcebible
es que algunas de estas
fobias se encuentren
incluso dentro de la
propia comunidad
homosexual).
Si ello ocurre a niveles
de particularización
erótica, a niveles de
estados y naciones la
situación es todavía más
compleja y conflictiva.
Algunos piensan que tras
el holocausto nazi del
Tercer Reich en
Alemania, donde tantos
perecieron, finalizaron
los asesinatos contra
hombres y mujeres
homosexuales, pero nada
más lejos de la verdad.
El indudable hecho de
ciertas conquistas
civiles y sociales de
los últimos tiempos
(legalización de
matrimonios en varias
naciones, legitimación
de festivales, revistas,
libros y otros hechos
culturales que tienden a
la “visibilización”…) no
debe volvernos demasiado
optimistas.
En los propios EE.UU.,
como se sabe
autotitulado paladín de
“derechos humanos”,
crímenes de odio como
los que han inspirado
los filmes Boys don´t
cry (Los
muchachos no lloran)
o
Brokeback mountain (Secreto
en la montaña)
sobre todo en zonas
del oeste de ese país,
ocurren desde hace
décadas y no se han
detenido.
Louis-Georges Tin,
director del
Dictionnaire de
l'homophobie (Presses
Universitaires de
France, 2003) nos
recuerda que “la
homosexualidad es
discriminada en casi
todas partes, en al
menos 80 estados es
perseguida por la ley
(Argelia, Senegal,
Camerún, Etiopía,
Líbano, Jordania,
Armenia, Kuwait, Puerto
Rico, Nicaragua,
Bosnia…); en varios
países esta condena
puede llegar a ser
superior a diez años de
prisión (Nigeria, Libia,
Siria, India, Malasia,
Jamaica…); a veces la
ley contempla cadena
perpetua (Guyana,
Uganda), mientras en una
decena de naciones la
pena de muerte puede ser
aplicada efectivamente
(Arabia Saudita,
Afganistán, Irán...).
Recientemente, varios
presidentes de estados
africanos han afirmado
brutalmente su
determinación a luchar
personalmente contra
“una plaga”, que ellos
califican de “antiafricana”;
incluso, en otros países
donde la homosexualidad
no está castigada por el
código penal, las
persecuciones se
multiplican: en Brasil,
por ejemplo, los
“Escuadrones de la
Muerte” y los skin
heads siembran el
terror: 1 960 asesinatos
homofóbicos fueron
censados oficialmente
entre 1980 y 2000; en
estas condiciones parece
difícil pensar que la
"tolerancia" está
ganando terreno, al
contrario, en la mayoría
de esos lugares, la
homofobia se manifiesta
hoy con más violencia
que ayer. La tendencia,
por tanto, no es hacia
la mejoría generalizada
de la situación, como
sería de desear.
Por ello, y para
contribuir a la
erradicación de tan
tristes realidades,
saludablemente este día
se ha convertido en Cuba
en toda una jornada que
incluye conversatorios,
lecturas de poemas,
exposiciones de
plástica, cine,
talleres, foros,
presentaciones de
teatro, danza y de
libros alusivos al tema
y al VIH (Sida), todo
coordinado por el
organismo rector de esas
y otras iniciativas
sistemáticas a favor de
los derechos de estos
grupos: el CENESEX
(Centro Nacional de
Educación Sexual)
liderado como todos
sabemos por Mariela
Castro, pero que contó
con la activa
colaboración de
importantes ramos e
instituciones como el
Ministerio de Cultura,
el PCC, la UJC, el
ICAIC, el ICL, el ICRT,
la UNEAC, la Fundación
Ludwig de Cuba, y otros
muchos.
Nadie va a negar errores
de todos conocidos que
se cometieron en el
pasado, por funcionarios
no siempre mal
intencionados, sino en
más de un caso
ignorantes; incluso, por
líderes de la Revolución
quienes carecían de la
cultura en materia
sexual de que hoy
disponen; no pretendo
justificar, sin embargo,
lo que de cualquier modo
no debió ser, pero la
realidad en Cuba hoy día
ha dado un giro de 180
grados: la sostenida
labor del CENESEX
mediante su revista, sus
conferencias, sus
programas (uno de ellos,
coordinado con el ICAIC
y otros organismos, es
el cine-club educativo
Diferente, que justo por
estos días celebra su
primer y exitoso año de
vida activa proyectando
y debatiendo filmes
sobre el tema en la
capital y en otras
provincias), la labor no
menos encomiable,
científicamente
vanguardista y de amplia
incidencia en la
población sobre todo
joven de la columna Sexo
sentido, del diario
Juventud Rebelde, o
algunos programas
televisuales (Vale la
pena, Cuando una mujer,
El triángulo de la
confianza…) que con
enfoques muy positivos y
audaces han abordado el
tema, son algunas
muestras de ello: es
ahora la población quien
paulatinamente deberá
responder como se espera
de personas educadas en,
por un sistema que ha
ido erradicando las
desigualdades y sumando
a todos a la hermosa e
imprescindible tarea de
construir: ni el color
de la piel, ni los
criterios de cualquier
tipo, ni la tendencia
sexual, deben
obstaculizar el
desarrollo de/con todos
(y para el bien de
todos); cualquier fobia
será siempre un
retroceso, una traba,
una piedra en el camino,
por tanto, eliminarlas
es una lucha indetenible,
colectiva y de todos los
días.
|