Ganaderos, consumidores, directivos... todo el mundo
parece estar animado con el viraje positivo en la
producción, acopio, distribución y venta de la leche,
desde que el territorio tunero se propuso vincular la
mayor cantidad posible de productores directamente con
las bodegas.
En
época de sequía se debe trabajar duro para obtener leche.
La sacudida que en torno a ese tema dio el General de
Ejército Raúl Castro Ruz (Camagüey, 26 de julio del
2007) ha tenido aquí una respuesta que llama la atención
del país: 556 bodegas tuneras (79% del total) reciben
hoy la leche por vía directa, sobre la base de un empeño,
no explotado ni coordinado lo suficientemente antes,
entre organismos como los de la agricultura, el sector
azucarero, la industria láctea y la red del comercio
interior.
Las ventas mediante esa alternativa directa superaron
en alrededor de 1,4 millones de litros lo planificado
para el pasado año.
Cinco de los ocho municipios de la provincia se
autoabastecen (Amancio, Co- lombia, Jobabo, Majibacoa y
Manatí), mientras el empleo de la leche en polvo apenas
involucra a 28 bodegas: el 4% de las que hay en la
provincia.
Producir
toda la leche posible no es solo un reto laboral;
también un compromiso moral y humano.
Esa estrategia permitió que Las Tunas dejara de
emplear en el último semestre del 2007 unas 317
toneladas de leche importada, con un ahorro para la
economía nacional superior al millón y medio de dólares.
Enero no fue distinto y febrero mantiene el paso,
según afirma el médico veterinario Edilberto Pérez
Infante, subdelegado de Ganadería.
Y es justamente eso lo que se necesita para la etapa
que se avecina, porque en realidad...
Luego de un 2007 inusualmente rico en
precipitaciones, algunas personas se preguntan si la
ganadería podrá sostener lo alcanzado hasta hoy.
Retroceder sería nefasto. Ya el grueso de la leche,
que aseguran muchas unidades productivas o campesinos de
probada vergüenza, no tiene un destino aparentemente
abstracto e impreciso, sino que cobra rostro concreto en
el mismo niño, anciano, embarazada o enfermo de la
comunidad. Dicho en otros términos: además de un reto
productivo, hay un compromiso moral.
El problema es que no siempre la naturaleza entiende
esas razones, y aquí en Las Tunas la sequía se ha dado
históricamente el apretón de manos con la mala calidad
de los suelos, agravados por la impertinencia del
marabú, la pasividad humana y otras adversidades.
Ahora, que la sequía empieza a limarse las uñas, es
cuando se debe "hilar fino" para sacar leche.
"Nos hemos venido preparando —afirma el subdelegado
Edilberto— de manera que el ganado tenga agua y comida.
En el 2007 sembramos 252 caballerías de pastos y
forrajes, cifra similar a la que pretendemos plantar
este año. También contamos con 968 molinos de viento,
con otros 30 en plan de montaje y unos 250 tranques con
bastante agua almacenada."
Pero los viejos ganaderos saben que, a la par,
apremia llevar al ordeño una cifra mayor de reses.
Válida también resulta la decisión, llevada ya a la
práctica, de vincular a más de un productor con la misma
bodega para poder contrarrestar posibles imprevistos y
atenuar situaciones.
Hay consenso en que junto al reordenamiento,
organización y mayor control, la motivación está
generando resultados.
Muchas irregularidades señaladas a la calidad de la
leche un año atrás, en un reportaje titulado
Impurezas que no da la vaca, muestran ahora una
mejoría, en indicadores concretos como la densidad
(1,030 de 1,029 mínimo establecido para buena calidad),
sólidos no grasos (8,35 de 8,20), grasa (4,55 de 3,20),
mientras la reductasa o índice de suciedad se mantiene
igual (5.30 de 5.30).
El hecho de que al productor se le esté pagando mejor
el litro de leche, según la calidad ($ 2,43 como
promedio en enero) y tenga otras motivaciones en el
orden material y laboral, explica el rescate ahora de
grandes volúmenes que antes eran convertidos en queso
por insuficiencias con el acopio o ante la clara
intención de obtener ingresos en el mercado subterráneo.
En opinión de especialistas y responsables no se
puede ceder terreno en una experiencia como esa, que
reduce el gasto de combustible, sustituye importaciones,
asegura mejor leche, ubica el producto más temprano en
la bodega o punto y por tanto en la mesa familiar, corta
margen al delito y beneficia a quien produce mediante
favorable remuneración, cobro en el mismo municipio y
ayuda en lo posible con suplemento proteico para vacas y
crías.
Nadie puede predecir si en los meses venideros
lloverá mucho, poco o nada, pero si se toman las
precauciones y se trabaja duro, la leche debe seguir
llegando a miles de hogares