SIERRA DE CUBITAS, Camagüey.—
Mientras la muchacha comentaba cómo funcionaba su comité de base
un murmullo se extendió por todo el teatro. Y es que las
palabras de Yanisleydis Pupo provocaron interrogantes en gran
parte de los 180 delegados a la Asamblea de Balance de la
juventud comunista en este municipio.
Esta joven puso «el dedo en la llaga»
al admitir que su célula de base aún no funciona correctamente:
«Hay que trabajar con el hombre de tú a tú, arrastrarlo y
comprometerlo, pero con el ejemplo. Y para eso, enfatizó, hay
que tocar las puertas de ese militante, preocuparse por sus
problemas, por su ausencia prolongada, y solo en última
instancia sancionarlo».
Parecía entonces una intervención
oportunista, con la que algunos no estaban de acuerdo, por hacer
públicas en medio de la asamblea, deficiencias de su comité de
base.
Sin embargo Jorge Enrique Sutil
Sarabia, primer secretario de la organización en la provincia,
acabó con el murmullo cuando expresó que este encuentro juvenil
tiene que parecerse a lo que ocurre en cada estructura: «Hay que
ser objetivos, discutir con profundidad y argumentos los
problemas cotidianos y este sin duda es uno de ellos», afirmó.
«Hay que reflexionar y resolver
los problemas a partir del entorno en que se encuentra cada
comité de base, y para lograrlo, insistió, hay que convertirse
en el protagonista de la escuela y del centro de trabajo».
¿Pero podrá ser esa estructura
protagonista solo con la puntualidad a las reuniones y el pago
de la cotización? Es deber más que tarea que todos los
militantes asuman su responsabilidad y no dejarle todo el
trabajo al secretario general, quien no pocas veces se desgasta
dirigiendo, planificando, orientando y hasta preparando cuanta
actividad aparezca durante la semana. Si este no es respaldado
por el resto de los militantes muy poco avanzará ese colectivo
de jóvenes.
Un cambio de concepto se impone
en todas las circunstancias: desterrar de una vez y por todas la
palabra «ayudar», porque esta realmente no implica
responsabilidad.
Y esa cuota de deber la tiene
cada joven comunista. La solución no está en vernos como eternos
ayudantes del secretario general, sino, como dijo la delegada
Dayixy Martín, de la primaria Enrique Hart, en asumir el rol que
le corresponde desde que por voluntad propia el joven decidió
pertenecer a las filas de la UJC.
«No podemos conformarnos con
ayudar al secretario. Aquí todo militante tiene deberes y
derechos con los que hay que cumplir, por eso las tareas hay que
hacerlas nuestras y no dejárselas todas al “hombre montaña”»,
explicó.
¿Dónde queda entonces el valor de
la responsabilidad? Se preguntó Silvia María, estudiante del
IPUEC Campaña de la Reforma: «Dentro de poco me incorporo al
Servicio Militar Voluntario femenino. Esta es mi responsabilidad
con la defensa de la Patria. Debe ser prioridad de la UJC y la
FEEM trabajar en esta dirección. El ejemplo de los dirigentes
será el arma principal para sumar compañeras», concluyó.
Al respecto Noimán Nápoles,
miembro del Comité Nacional de la UJC, instó a trabajar con
calidad en cada tarea que se haga dentro y fuera de la
organización de base, y desde esa premisa crear nuevos métodos y
estilos de trabajo en el tratamiento de la formación de valores.